Evento – 1era Trama – Capitulo 1: La amenaza comienza

Paz, ininterrumpida paz, al menos en ésta dimensión. Me dirigía hacia la entrada de la fortaleza, era inmensa, tanto que casi ocupaba la cima total de la montaña, la beldad no escaseaba en aquel lugar, era colosal. El camino a través de la montaña que conectaba con mi castillo era de roca y mármol blanco y dorado, cada peldaño pulido y tallado con motivos diferentes, significativos. Desde que había abandonado el Digital World, los años de vida que contraía dejaban de contarse con los dedos, tenía noción del tiempo pero mi vida era longeva, mas que la de una estrella, mas que el mismo sol, encarnando en una figura humana joven con traje militar, debía aparentar unos 20 años quizás, ya nadie veía la sabiduría reflejada en el alma del otro, en los ojos que daban a las profundidades de humano, digimon o cualquier otra criatura, muchos eran vanidosos y orgullosos, los valores antiguamente arraigados se perdieron, se quemaron en las llamas de la guerra y los mares de sangre o data, siempre me preguntaba que tan efímera podía ser una vida humana, quizás me inquiría lo contrario. Había llevado mi existencia lejos de todo aquello inconmensurable y me encontré varado ante la Deidad de Todo, omnipotente y omnisciente, si.... En la incalculable dimensión que pasó a ser mi morada, la morada que elegí luego de hacerme guardián. Vaya, basta de vanagloriarme de aquel modo. Mi sonrisa era perenne como mis años, contable las veces arrebatada de mi inexpresiva felicidad con la que ocultaba la verdad.

Dirigí mis pensamientos hacia el castillo, la segunda línea de defensa de la montaña, trampas, ilusiones y todo tipo de tretas azotaban aquel lugar por el cual me dedicaba a caminar día tras día, observando como los humanos se masacraban entre ellos, sin intervenir, sin dudar que su razonamiento los llevaría por distintos caminos por los cuales el inocente sufriría mientras que el tirano caería muerto o derrocado, cuando los libertadores y próceres se alzaban, sentía algo... ¿Admiración lo llamaban los terrestres? Por su palabras que latían en mi razonamiento como el corazón de un ratoncillo apresurado, dispuesto a robar el queso de su próxima cena y ... Un suspiro in fraganti escapó de mis labios, miré las salvaguardas que protegían el lugar, la defensa que se mantenía allí desde centurias, quizás eones, me había dedicado, junto a varios habitantes del Digital World que me acompañaron, a reforzarlas con el tiempo, ahora quien transitaba la montaña era absorbido discretamente por su poder y aparecía al otro lado del valle rocoso, esa era la primera línea de defensa, quien la superase aun debía pasar por el castillo y mi inamovible figura, prefería caer y cortarme la garganta a mi mismo, antes que permitir que intrusos vanidosos y pretenciosos osaran entrar en los dominios de mi todopoderosa señora, si, porque ese era el deber de un guardián.

Claro, cuando tu ama se arroja directamente al peligro, todas esas defensas se van por el caño de manera aterradora. Las puertas de la fortaleza se abrieron ante mi presencia y se cerraron tras de ella, caminé tranquilo, moviendo los hombros ensartados dentro del traje militar y me tense, sentí como un planeta se deshacía como la roca de un acantilado azotada por las olas. Mis pupilas se afilaron, verticales, como las de un felino al acecho, comencé mi carrera hacia la presencia de mi diosa que abruptamente desapareció junto con su presencia, no me alarme, busqué entre las incontables pantallas digitales a mi creadora y... "La encontré..." trataba de usar todo mi raciocinio, mi ama estaba haciendo un tratado con aquella criatura, tan despreocupada era su actitud que sentí como un escalofrío se apoderaba de mi columna vertebral enviando mensajes a mi cuerpo negado a responder, esperé analizando la lenta y tortuosa situación, para alivio de mi inexistente corazón las habilidades de la criatura registrada como NEO no hacían efecto alguno en Etincel, otro suspiro in fraganti escapó travieso y juguetón.

Para cuando habían acabado de hablar, mi señora apareció en el castillo y yo frente a ella tan pronto como me fue posible después de sentir el temblor- Una afrenta de mi parte llegar tarde, mis mas sinceras disculpas Etincel-sama. -Asentí ligeramente a modo de disculpa- Estuve monitoreando lo sucedido desde que me adentré.... -Casi me da un síncope al ver los portales, pero no lo demostré ni mínimamente mi poker face lo ocultaba y mis ojos no eran ventanas al alma sino cárceles reforzadas del material mas duro que pudiese encontrar e ilusiones, sin mencionar que no tenía porque alterarme, decisiones de mi señora eran órdenes imperturbables- ¿Desea mi ayuda o mi sola presencia le es útil? -Arrugue la nariz, era un gesto común que me parecía curioso.

Solté un suspiro suave, relajado en mis pensamientos, debía mantener la cabeza fría, al menos eso es lo que había hecho hace unas horas, acababa de terminar con una práctica de basquet callejero, acostumbraba a salir con los "mellizos fantasma" al menos con el mellizo que jugaba al basquet en un equipo contrario y en uno de mis equipos. Momentáneamente estaba empezando la preparatoria, habíamos ganado todos los partidos hasta el momento incluso el Inter-High pero aquél día quise deambular por el parque. Mis ojos, los cuales habían sufrido heterocromía hasta hace poco, volvieron a ser pares, ambos de color rojo sangre y pupilas verticales ¿Por qué? Quizás por la vanidosa actitud que me llevó a tener una doble personalidad que decidí llamar "Bokushi", actualmente salía únicamente en momentos que yo creía necesarios pero el que estaba al mando era yo, el primero en ocupar este cuerpo Akashi Seijūrō. Mitras Bokushi lideraba yo sólo me limité por años a observar sus acciones, creyendo que éstas eran satisfactorias para todos, sin embargo, el mandato de Bokushi acabó en la Winter Cup cuando creí que había matado por completo la confianza de mi nuevo equipo, encontré una pequeña abertura, una luz que me indicaba hacer lo que optaba por correcto. Evidentemente no estaba demasiado bien en su momento por lo que en mis vacaciones de invierno había decidido ir a Inglaterra y regresar ¿Qué mas daba? De todos modos no tenía mucho que hacer.

Selene iba en mi bolso deportivo, había encontrado una forma de estudiar a distancia por lo que jo descubrirían su identidad, hace mucho tiempo venía haciéndolo y ya estaba por ejercer los finales a distancia, cuando evolucionara podría ejercer su título, dicho documento debía retirarlo yo con la oportuna excusa de que ella estaba enferma y que no se aliviaría en semanas, claro, una bola de pelos blanca no podía presentarse a recibir el título, menos considerando su aspecto animal y que por el parecido de su voz con la "supuesta" Selene humana sería no solo un problema, sino un acontecimiento que causaría historias o disparatadas fabulas acerca de monstruos parlantes, incluso podría causar conmoción. No, por sobre todas las cosas; inclusive mi orgullo, dejaría que descubrieran a mi Hahaoya, si o Oka-san, como deseen llamarle, veía a Selene como mi madre, amiga e incluso hermana, le tenía mucho aprecio, ella tenía su propio pasado, no lo recordaba pero estaba seguro de que no todos los días te encuentras una Viximon blanca y azul- Shi...Akashi... ¡Seijūrō! ¡Maldición, prestame atención! ¡Hay un... -Gruñía la digimon cuando un portal se abrió absorbiendo nuestras figuras, literalmente.

Me sentí caer en el duro suelo, observé el lugar y en un rápido movimiento me levanté de un salto. Era algo similar a un castillo, pero no era de roca, sino de mármol o algún material similar, el techo en forma de cúpula me decía que debíamos estar en alguno de los salones centrales o principales del lugar. Miré a Selene y seguí su mirada hasta dos albinos, la mujer de menor estatura tenía un semblante sereno y serio, mientras que el muchacho mas alto poseía una inexpresividad sonriente- ¿Dónde estamos...? -Llegué a inquirir a ambos albinos y, al otro lado de estos había una castaña, parecía de secundaria, me recordaba a mi cuando medía 1.55, era pequeño, pero nunca hay que juzgar al libro por su portada.