[Caceria de Hibiki]Sen no Yoru

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Con la señal de inico al combate correspondiente, una nueva melodía fue entonada por la orquesta inexistente a la vista pero no al oído; la entonación estaba aunada de tonos rítmicos constantes con flautas sobresaliendo al abandonar las marchas continuas y siguiendo su propio ritmo. Chirapaq tuvo un fugaz fruncimiento de ceño a la mención del sobrenombre dado por la Dorulumon hembra – Vaya, ¿Queriendo usar la estrategia de otros? –indagó mirando con el rabillo del ojo al digimon tortuga que subió antes a la plataforma – Aunque eso no funciona en mi –advirtió jalando la cinta de cuero que mantenía su gran chuchilla en su espalda hasta tensarla frente suyo – Ya que son un par de damas… ¡No las hare esperar! –acompaño su grito de un desplante con el cual se impulsó hacia ti, además, aprovecho dicho impulso para jalar su gran cuchilla por sobre su cabeza empuñándola con ambas manos – ¡Akinakes! –grito dando un golpe seco con el cual podria partirte fácilmente por la mitad si no lo bloqueabas con la digimon arma.

-tampoco importa- respondió altanera para murmurar rápidamente -Biki, recuerda que sin Pulse, solo eres una humana- antes de poder darle la razón o cualquier cosa, aun siendo una lanza se movió hacia atrás jalando todo mi cuerpo para evitar ser golpeadas por la espada de Chirapaq, la habíamos esquivado por los pelos y por eso cuando impacto al suelo perdí el equilibrio pero pude arrojar la lanza al aire la cual descendió rápidamente al suelo dividiéndose en 100 lanzas que quedaron a nuestro alrededor de forma muy junta y me reincorpore rápidamente -espero no te moleste esto tampoco- canturreo burlona reapareciendo en mis manos -¡pero no puedo dejar que lastimes a Biki tan libremente!-

Aprovechando que estábamos en una especie de laberinto de lanzas bien incrustadas al suelo, me aleje de Chirapaq para poder atacarle desde otro ángulo, en este caso su lateral derecha, con una fuerte estocada con la punta de Kanade

– … –nada sorprendido de las acciones de ambas, se preparó para desincrustar su gigante arma del suelo, pero al escuchar las lanzas caer cortando el viento dio un salto hacia atrás olvidándose de su espada – Hmmm… Conque limitándome el movimiento –murmuro observando su nuevo entorno repleto de lanzas y como tomas acción agresiva – ¡Lizard Dance! –bramo deslizando la cuchilla en su brazo derecho para desviar hacia arriba la punta de la lanza para, acto seguido, dar un giro sobre si mismo y arremeter con otro golpe ascendente pero esta vez ejecutado con su mano izquierda con la cual empuñaba una cuchilla de tamaño considerable.

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Aunque solo deslizo su cuchilla por la punta de Kanade, fue suficiente para repeler mi estocada envinándola hacia arriba; lo único que se me ocurrió hacer para bloquear el flujo de su segundo ataque fue poner el mango de la lanza frente a mi apoyándome en la cuchilla para que me levantara. Mi objetivo era quedar encima suyo, como humana eso se me haría imposible de un solo salto, pero si usaba su propia fuerza para impulsarme -¡haah!- apenas estuve en un punto alto me impulse sobre su cuchilla para enderezarme y apuntándole con la lanza de nuevo, está giro en mis manos rápidamente haciendo el  “Last∞Meteor” creando un poderoso torbellino que cuando menos haría un boquete en el suelo

De alguna manera, el Dinohumon presentía que harías algo poco común en estos tiempos pero cotidiano en los combates antiguos. Aprovechando los pasos de su Lizard Dance, se escabulló entre las lanzas para usarlas de barricada y no recibir el torbellino de lleno – ¡Kajajajaja! Hibiki, no solo me limitas el movimiento, también me quitas mi Akinakes… y para colmo, me obligas a esconderme… ¡Kajajajaja! Eres como esos pocos guerreros que combinan astucia y fuerza bruta –confesó entre risas, no de pánico, ni de nerviosismos; esas risas que emanaba eran de completa diversión por el combate – La razón por la que me llaman héroe, es porque derrote a un Skull Satamon que quería conquistar mi tierra. Esa pelea… temía por mi vida, si perdía nadie más podría enfrentarlo –soltó un suspiro para recuperar el aire gastado en sus carcajadas – Por el contrario ahora, peleando como individuo contra ti y tu compañera, siento como si no importara en nada ganar o perder, basta y sobra con el propio encuentro –explico afianzando el agarre en su cuchilla – ¡Pero no te lo dejare tan fácil! –bramó enderezándose y dando un salto para sobrepasar las lanzas incrustadas al suelo y arremeter con un último ataque, una cuchillada quizá desesperada o quizá llena de valentía brabucona, con la cual pretendía decapitarte con un giro en el aire.

-¡tch! Es bastante astuto- gruño Kanade con enojo cuando Chirpaq usó nuestra propia estrategia a su favor, detuvimos el torbellino y también nos refugiamos

-bueno, es lo normal, ¿no?- susurre asomándome un poco, no entendía muy bien porque él se ponía a reírse tan feliz -los digimon… también pelean entre ellos- volví a susurrar cuando nos explicó por qué le habían nombrado héroe; las lanzas comenzaron a desvanecerse una a una -¡je! Nosotras también nos estamos divirtiendo- y diciendo eso salí de nuestro escondite lista para continuar la batalla; Chirapaq salió dando un salto bastante alto listo para darnos un golpe en la cabeza como el que intentó al principio -¡woooh!- gritamos Kanade y yo al mismo tiempo para dar el salto más fuerte y alto que haya dado jamás y aprovechándome del alcance extra que tenía con gungnir di una estocada rápida para chocar la punta contra el filo de la cuchilla de Chirapaq, era obvio que con su fuerza, peso y altura se me vendría encima con mucha más facilidad pero… -¡Last∞Meteor!- girando la lanza como un taladro generando un torbellino pretendíamos sacarlo de la arena

Sosteniendo una gran sonrisa,  impacto su cuchilla contra la punta de la lanza sin miramiento. Por un segundo el pensamiento de poder ganar habrá cruzado su mente, pero el nombramiento de un ataque de parte de ambas guerreras le borró dicha idea de tajo, siendo arrastrado por el torbellino hasta terminar disparado fuera de la arena. Incluso con el impacto que recibió en su espalda, comenzó a reírse a carcajada suelta reincorporándose lentamente sacudiendo sus ropas. Después de un silencio que era cortado solo por la carcajada del Dinohumon quien recogió su espada y eventualmente se ubicó junto al resto mostrándose claramente contento, soltó un profundo suspiro para recuperar de la risa. Para ese momento la orquesta había callado ya.

Una vez todos recuperaron la compostura, el viejo juez tomó la palabra – Como ya solo quedan 2 competidores, es obvio que no necesitamos ya del panel seleccionado –afirmo señalando al Musyamon con su mano derecho y seguidamente a ti. El digimon con apariencia de samurái escupió a una lateral contraía y con los brazos aun cruzados subió a la plataforma de un salto – Siéntase libre de proceder como mejor crea conveniente –advirtió sosteniendo una extraña sonrisa en su rostro, que rápidamente disfrazo en cordialidad – Puede rendirse y retirarse, ya ha demostrado mucho hasta ahora.

Al igual que el resto de combates, apenas se terminó este nos bajamos rápidamente y continuamos con lo demás; la única diferencia fue la risa de Chirapaq que nos dejó a todos. Esta vez también se saltaron la parte de seleccionarnos al azar dejando en claro que solo quedando 2 no era necesario -podemos… retirarnos… y dejarlo como un empate…- murmure pensativa, volteando a ver a Pulsa, Kanade y Kaoru

-¡eso quisieras viejo!- rápidamente ladro Kaoru haciendo sonar su taladro en cola

-ya debes de estar cansada Hibiki, concuerdo con Kaoru en continuar, pero… ¿tú cómo te sientes?-

-…- me quede en silencio pensando, habíamos venido a este torneo sonó a divertimos, no teníamos ni la idea de intentar ganarlo y aun así estábamos ya en las finales -Pulse, ¿nos rendimos…?- el solo preguntarle eso me recordaron las palabras de Kanade-san “No te rindas a la muerte” y las palabras de mi padre “todo estará bien”

-¡pero qué dices Biki-chan! ¡¿por qué preguntas algo tan tonto y obvio?!- mas que enojado o algo así se veía indignado

-¡jaja! tienes razón- solté un respiro y empuñe el loader apuntándolo hacia Pulse, un rayo de luz salió y cubrió a Pulse haciendo evolucionar a Hanumon -¡a por ellos Pulse! Balwisyall Symphony Pulse Xros…- de nuevo me fusione con Pulse, pero ahora consiguiendo una nueva forma enmarcada en la armadura -¡hah!- di un salto para quedar a unos 2 metros frente a Musyamon sonriendo -dudo tener esta oportunidad de nuevo- le di una reverencia y me puse en guardia -¡así que divirtámonos todos!-

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Aunque como siempre actúas animada, la presencia de Musyamon eclipsa todos tus sentimientos y escandalo con su fría presencia, acompañada perfectamente por la banda oculta dejando solo intranquilidad en tu corazón. Es claro que te estas enfrentando ahora a un verdadero guerrero que no teme matar a sangre fría para alzarse con la victoria. Responde tu reverencia con un leve movimiento de su cabeza; es tan reducido que únicamente puedes deducir que lo hizo por el casco que porta, el adorno dorado que representa a un demonio de 3 cuernos furioso refleja en un ángulo diferente la luz por corto tiempo. A través de las aberturas de su casco, puedes divisar sus ojos abriéndose como si el sol dañara su vista, lo que puedes observar son profundos abismos de blancura; su boca fuertemente cerrada se abre, siendo únicamente sus labios los que aflojan fuerza dejando a su paso unos brillantes y blancos colmillos afilados tanto como la robusta katana que empuña en su poderosa diestra.

De un instante a otro abre por completo sus parpados y sus pupilas descienden  como si las hubiera tenido guardadas o “Desactivadas” todo este tiempo; sus pupilas son grandes y de color naranja, estas se clavan en las tuyas propias como serpientes al cuello de su alimento… pese a ser humanoide sus ojos parecen los de un tigre que acaba de dar con su presa y no tiene pensando dejarla huir bajo ningún costo. Se pone en guardia, su postura implica solo el encorvarse hacia adelante flexionando rodillas y codos resultando en una forma más amenazante… en realidad, no parece ser una postura ajena a la suya normal… de no ser por el miasma complejamente agresivo el cual a su vez es sereno que emana y que es acompañado de la clara tención de todos sus músculos volviéndolo a un ser de cuidado no sabrías que está preparado para atacar y defender en un solo movimiento; sin embargo, se queda estático, clavado en ese punto, como una estatua que pretende ser protección de toda una ciudad castillo o templo sagrado; alza con gran lentitud su brazo izquierdo a la altura de su hombro y con un movimiento de la mano, te invita a acercarte y comenzar el combate. No importa como lo mires, desde que ángulo o punto, a diferencia de los demás participantes a los que te has enfrentado, este… carece completamente de puntos ciegos, debilidades, espacios vacíos o muertos por donde puedas filtrar un ataque; puede que sientas que no te enfrentas a un digimon que te supera por poco en estatura, sino contra un gigante abrumador, un verdadero dios de la guerra.

Es evidente que paso olímpicamente por encima de tu proposición de un encuentro divertido, volcando su atención en derrotarte, encontrando inclusive las palabras como algo sobrante; ¿Será acaso mudo? O quizá, su forma de comunicarse sea únicamente a través de su espada y por ende en combate sea la única forma de encontrar una respuesta de su parte…

-¿heh…?- con solo tenerlo parado frente a mí me dejó fría y la música no ayudaba ni un poco a calmarme… lentamente retrocedí un paso temblando y tragando saliva -está… muy cerca…- pensé y di un salto de 2 metros hacia atrás con una guardia floja, solo cambiar la expresión en su rostro y tensar sus músculos me dejaban temblando -¿tengo… miedo…?- murmure para mí misma sintiendo como si Musyamon se hiciera a cada segundo más y más grande

-¡Hibiki! Deja de perder el tiempo, prácticamente tenemos el torneo en la bolsa- grito Kauro exasperado

-¡esfuércense Pulse, Biki! ¡ya solo uno más y listo!- nos animó sonriente Kanade

-es verdad… no estoy sola… estoy junto a Pulse...- pensé soltando un profundo suspiro cerrando los ojos enderezándome -nosotros… ¡pelearemos!- me volví a poner en guardia. Le di un rápido vistazo a todo el frente de Musyamon, no tenía ni una sola abertura -¡…! No tiene ninguna…- pensé estupefacta -¡como si me importara!- grité y me abalance en su contra dando un salto potenciado por las protecciones en mis piernas -¡haaaaaa!- junte energía en mi puño para darle un golpe justo en su cara

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Al igual que tu cambio en decisión la orquesta cambio a una más adecuada para ilustrar una guerra campal entre dos guerreros que equivalían a millares cada uno. Por su parte, Genzai, demostrando su vasta experiencia como Hitokiri digital mantuvo su pose completamente inquebrantable hasta el justo momento en el que estuviste a un palmo de conectar tu puñetazo desplazo su pie derecho hacia atrás quedando en tu lateral izquierda, en el mismo movimiento había alzado el brazo con el que empuñaba su Shiratori-maru haciéndola descender en un movimiento rápido y conciso para golpear tu espalda, su fuerza era tal que de dar directamente a tu columna vertebral y aun refractando el ataque quedarías con la parte inferior del cuerpo inmovilizado en su totalidad. Pero su ataque no terminaba allí, pues lanzaría un puñetazo siniestro dirigido al final de tu columna vertebral como una retribución a tu primer ataque y para acentuar el dolor que podrías sentir.

Cuando se giró quedando en mi flanco izquierdo extendí mi brazo hacia él sujetando su hombro para frenarme y continuar con mi idea de pegarle en el rostro, solo que esta vez eche hacia atrás la protección del brazo para que aun con su casco pudiera hacerle algún daño. Como lo use de ancla, mi cuerpo de estar extendido casi horizontalmente, quedo de nuevo en vertical evitando así el golpe que su espada. En lugar de bloquear y refractar el golpe que me tiraba a la espalda, usaría la bufanda para intentar atrapar su brazo y si lo lograba lo arrojaría al aire con el impulso de mi primero golpe, o sea, que lo lanzaría por sobre mi espalda

Si bien no pudo frenar su acometida armada, cancelo su puñetazo intercambiándolo por un agarre en tu brazo con el cual te apoyabas para arrojarte lejos; sin embargo, su reacción no fue lo suficientemente rápida y conseguiste darle en el adorno de su casco rompiéndolo. Se pudo escuchar como profería un gruñido mientras sacudía su cabeza intentando librarse de la desorientación que sentía; afino su mirada hacia ti apretando su ya de por si tenso semblante dando un paso de gran poder hacia adelante con el cual inicio una carrerilla irradiando destellos resplandecientes de la hoja de su katana la cual acarreaba de forma horizontal en su lateral, profiriendo un golpe circular de frente con dirección a tu cabeza para, vulgarmente dicho, escalparte sumado a la cercenacion de tu cráneo.

-¡wahhh!- grite cuando repentinamente me arrojó teniendo que dar una vuelta en el aire para caer en 4 patas derrapándome un poco -con lo que me costó acercarme- pensé reincorporándome esperando a que se recuperara de mi ataque. Tome un respiro y me puse en guardia de nuevo, cuando se precipito contra mí, me di cuenta que su espada empezó a brillar, como ahora era un arma filosa atraparla con las manos y sacarle energía no era buena idea, por mucha fuerza y energía le quitara me cortaría la palma si o si, además de que estaría un rato sin poder usar todo el brazo -¡…!- sin más opción por tardarme en pensar, frene el golpe con la protección del brazo para así repelerlo y con el otro brazo atine a arrojar un puñetazo dirigido al carpo de Musyamon para inutilizarle cuando menos una mano

El golpe realizado por Musyamon no es un simple tajo, y haces bien en deducir que aun si absorbes energía de este terminaras con las palmas laceradas, sin embargo tu brillante deducción no te lleva a señalar tu siguiente error, el cual es el bloquear directamente la acometida. Tu armadura no solo sufre una laceración sino que también se desfragmenta la protección del brazo como si de cenizas se tratase apenas pudiendo echar hacia atrás al samurái evitando así que pierdas el brazo. Tu rápido movimiento agresivo evita que Genzai continúe a la ofensiva pasando ahora una fugaz defensiva dejándose inutilizar el brazo a cambio de usar el gran hueco en tu costado para propinarte una patada con las garras en su pie izquierdo en la ejecución de una patada circular.

Aunque tú, durante este cruento combate no te des cuenta, el juez, el único que les ha estado dirigiendo todo este tiempo mantiene una amplia sonrisa, en ella no se refleja ni algarabía y mucho menos sana emoción por la pelea que presencia, no. Esa sonrisa que sostiene refleja una sed de sangre incomparable, impregnada de un sadismo de la misma magnitud.