[Caceria de Hibiki]Sen no Yoru

Durante un día cualquiera en su residencia tras lo sucedido con ambos Dorulumon, podrías a ver creído que tendrías de nueva cuenta días pacíficos, mas sin embargo, siendo acompañado por los primeros rayos del amanecer en toqueteo resuena desde la puerta principal. Amable y firme se puede escuchar claramente por cada rincón. Al momento en el que acudes al llamado, al abrir la puerta no encontraras a nadie; pareciera un juego de tu mente o ¿Quizá algún fantasma jugándote una broma? De ser más perspicaz puede que seas capaz de descubrir el pergamino dorado dejado a tus pies; es poco más grande que tu mano de largo, además de ser extrañamente ligero.

Con motivo a su ultimo logro al proteger a los habitantes de toda una montaña evitando así una catástrofe, hemos considerado el darle el título de “Heroe”. Sin embargo, antes tiene que probar su temple en contra de otros candidatos en un torneo al que llamamos “Sen no Yoru”

Si decide asistir, deberás acudir a las siguientes coordenadas del digiquartz

39°54′53″N 116°23′26″E

Es el sitio donde se llevara a cabo dicho torneo; esperamos su pronta asistencia, antes del anochecer de hoy.

Los demás candidatos al igual que usted son maestros arte marcialitas y han hecho algo para merecer ser parte de este torneo. No se confié demasiado de sus propias habilidades, pues todos tienen una valía imprecedente con la cual no se medirán para traer honor y gloria a sus regiones, no manche sus sentimientos con hipocresías y si llega a atreverse a asistir, téngalo en cuenta.

También podría simplemente presionar el sello dragonico en este pergamino para ser transportada directamente.

-que sueño tengo…- murmure estirándome con pereza, me acaba de despertar hace poco y me disponía a hacer el desayuno de todos -¿heh…?- escuche que llamaban a la puerta, lo que fue raro… porque había un timbre con comunicador -¡voy!- apague la estufa y fui a la puerta -¡buenos…! ¿días…?- no había nadie en la puerta, pensé que sería una broma pero no escuche a nadie irse corriendo y aun contando que estamos en los dormitorios de la escuela, no podrías esfumarte tan así

-Biki-chan, hay un periódico en el suelo- murmuro Pulse sin salir de la habitación, sabía muy bien que tenía que pretender ser un peluche estando aquí

-es verdad…- me agache para recogerlo descubriendo que era un pergamino -que extraño…- eche por última vez un vistazo al pasillo pero estaba completamente vacío, por eso entre de nuevo a mi alcoba. Tras leer el contenido del pergamino los 5 nos quedamos con la boca abierta sin saber bien que hacer -¡alguien nos espía!- grité escandalizada

-tiraste parte de la nieve al digiquartz… para los digimon no es difícil encontrar información, ¿sabes?- explico Kanade estirándose y quitándole importancia al tema

-opino que vallamos, no hemos tenido nada interesante que hacer últimamente; es acogedor y cómodo estar aquí pero también aburrido- agrego Kaoru sacudiéndose un poco, como si quisiera quitarse toda la pereza de encima

-es un torneo… así que seguro detienen la pelea cuando este en claro el ganador- susurre pensativa -pero igual no se leer coordenadas… ¿ustedes?- ambos Dorulumon miraron a otro sitio, no le preguntaría a Pulse, estamos en las mismas…

-aquí pone que basta con presionar el dibujito del dragón- dijo luego de haber desenrollado todo el pergamino

-es verdad- recogí el pergamino y guarde en el loader a todos -pues allí vamos…- presione sin más el sello y fui absorbida por una luz terminando así en el digiquartz -¿en dónde terminamos…?- pregunté al aire sobándome la retaguardia pues caí de sentón

El ambiente al que llegas es una réplica exacta al palacio de la ciudad prohibida ubicada en china, el aire solemne te envuelve, incluso tu patosa llegada no parece mermar la actitud llena de júbilo del lugar. Tintes colores, mármol blanco, detalles dorados, son los patrones que inundan tu vista y llegan más haya de ella. A pocos metros de ti se erige una estatua imponente y vanagloriosa de un dragón que acarre en garras delanteras 2 gemas brillantes de diferentes colores; no solo su tamaño es imponente, sino que también su presencia, sintiéndose más haya que viva – ¡Humana! –aquella voz acompañada por un temblor resuena fuertemente – Humana, son contados los que pueden llegar a este punto de Gùgōng. No pareces uno de los héroes que hoy han sido aquí citados… aun con ello en mente, la historia está plagada de aquellos que aun sin parecer héroes terminan siéndolo –silenció brevemente para eventualmente proseguir – Sigue de frente por el pasillo a mis espaldas, llegaras al estadio del Sen no Yoru, las mejores de las suertes son las que te deseo humana –como último dictamen fueron aquellas palabras, volviendo a su sueño en el que pretendía ser una estatua más del decorado.

Pese a que su labor podría parecer mezquina e insulsa, aun pretendiendo ser solo una estatua sientes la magnificencia de su poder, eclipsando totalmente al tuyo con solo estar pacíficamente de pie sobre el pedestal en el que esta erigido. Lo mejor que podrías hacer es sencillamente hacer caso a sus palabras y proseguir con tu camino sin distraerle o perturbar su labor.

Spoiler:

Mire a mí alrededor para ubicarme en el área y tratar de hacerme una idea de donde estaba parada. Todo tenía esa ambientación antigua china clásica, incluso frente a mi había una estatua de dragón descomunal -¡wooow! Me siento en una de las películas de Bandam- afirme sorprendida viendo maravillada la estatua -pero… ¿exactamente a donde tengo que ir?- justo cuando iba a sacar el loader para guiarme con el mapa, la estatua retumbo moviéndose y hablo -¡…!- solo me pude quedar asombrada asintiendo firmante mientras hablaba, ¡Realmente me sentía en una de esas películas de artes marciales! -¡la verdad no soy un héroe! Solo quise ayudar- confesé emocionada cuando guardo silencio -¡entendido Dragón-sama!- me cuadre ante él y me eche a correr por el pasillo que me dijo; si todos los demás aquí citados serian así de geniales realmente quería pelear con ellos. No me detuve hasta llegar al final del pasillo esperando encontrarme con el sitio descrito por el dragón

Al llegar al final del pasillo frente a ti una muralla más grande que el resto se erige, a pocos metros de ti en una lateral podrás ver la enorme entrada de madera roja abierta de par en par, frente a ella un nuevo digimon se encuentra, al igual que tú esta por completo maravillado por la exquisitez del lugar, pasaría por un niño humano practicante de kendo de no ser por la cola que arrastra tras el hakama y los pequeños cuernos que se asoman en su casco – Así que… al fin estoy en el Gùgōng… ¡no me lo creo! Todo ese entrenamiento al fin ha rendido frutos –evidentemente aquel digimon sostenía esa conversación consigo mismo – Me pregunto… como serán los demás y que fue lo que hicieron –medito un instante, debatiéndose si atreverse a entrar o continuar a la espera de más combatientes en la entrada…

Me derrape para frenar y no estamparme contra la enorme pared de piedra lisa que servía de muralla -¡es como si estuviéramos en Tekken- grite a los cuatro vientos buscando la puerta con la mirada, en eso vi a un niño kendoka pensando en voz alta -¡otro humano! Seguro es otro contendiente- pensé en acercarme a él y hablar un poco, si, pensaba arrollarlo

-¡espérate un momento!- gritó Kaoru desde el loader -no andes arrastrando a los demás en tu emoción, fíjate bien… también es… un digimon- explico con un tono bastante serio -es obvio que también es un contrincante, ándate con ojo-

-además, dudo mucho que otros humanos hayan sido elegidos; por lo que he visto de ellos, no andan como tu ayudando hasta las piedras, que le den a otro el mismo puesto que a ti lo veo poco probable- explico Kanade con base a su propia experiencia, seguramente los humanos de la montaña no fueron para nada agradables

-yo digo que igual hagamos migas de una vez, aun que nos tengamos que enfrentar, mejor que seamos amigos desde ya- dijo Pulse, apoyando mi idea de hablarle -pero no lo arrolles, ¿qué tal si eso va contra las reglas o algo?- tenía razón en ello, si alguien nos viera podría creer que quiero hacerle daño o algo…

Me acerque al digimon kendoka trotando y al estar algo cerca le salude -¡hola! mucho gusto, soy Tachibana Hibiki, soy una de las participantes ¿tú también?- diciéndole eso, le extendi la mano para estrechar la suya; al terminar de hablarle rápido, pude escuchar como Kanade y Kaoru solo suspiraban

El digimon enfundado en una armadura impresionado por tu fácil confianza  y excesiva energía solo te observa en un intento de entenderte. Al asimilar que solo te presentabas mira tu mano con desconcierto – Soy Tomoe, una Kotemon; es un honor conocerle –enalteciendo sus palabras con honor y respeto realizo una reverencia clásica oriental, seguidamente se enderezo y estrecho tu mano – Como has dicho, también soy una participante del Sen no Yoru; hablando con toda sinceridad, no pensé que me llamarían –comento en un claro signo de confianza hacia ti.

– ¡Ya veo! –exclama una voz con fuerza que se les aproxima – Con que ustedes también son participantes ¡Hmpf! –la figura reptiliana con rasgos humanos que les hablaba parecía confiado y dinámico en sus movimientos y voz. Siendo más alto que tú y Tomoe, estaba ataviado con ropas clásicas de los nativos indio-americanos, además de estar portando varios juegos de cuchillas, una en cada ante brazo, empuñando otra más en mano siniestra y otra más de gran tamaño en espalda – Soy Chirapaq, vengo de la zona nor-occidental, pertenezco a la familia de los Dinohumon –de su parte no hubo el mismo tipo de cortesía proveniente de Tomoe, no, el con gran fuerza y sin miramiento arrojo un puñetazo a la altura de ambas – ¡Hmpf! Tengamos buenos combates de astucia y fuerza –exclamo con una media sonrisa plasmada en rostro, su puño carecía de cualquier instinto dañino o maligno, seguramente esa era la forma en la que saludaban en su lugar de origen pues lo detuvo en el punto exacto en el que les daría espacio para chocarlo con los suyos.

– Nuevamente, soy Tomoe, una Kotemon; espero lo mismo de su parte Chirapaq-san –al igual que su nombre, repitió la reverencia, mirando desconcertada el puño del digimon lagarto; al abandonar su duda choco su puño contra el del recién llegado.

Correspondí la reverencia de Tomoe y  luego estreche su mano; fue raro que siendo tan educada no se arremangara la ropa, igual no pude preguntarle por qué llego otro digimon. Parecía bastante más humano que Tomoe y acarreaba consigo un montón de espadas; cuando se presentó nos lanzó un puñetazo recto -¡que rápido!- pensé sorprendida sin siquiera poder reaccionar, como Tomoe pareció entender rápidamente la situación hice lo mismo que ella -yo soy Tachibana Hibiki, una humana- tras decir eso también choque su puño -pensé que había llegado muy temprano con mis amigos… como el pergamino ponía antes de anochecer de hoy… y el torneo se llama sen no yoru, o sea “mil noches”, pero me alegra que ustedes también estén aquí- les dedique una sonrisa a ambos -¿deberíamos esperar a que alguien venga o tenemos que entrar directamente?- le pregunté curiosa, aunque he practicado todo tipo de artes marciales en mi vida nunca había venido a un torneo, mucho menos contra digimon

Mientras conversan, pasos desde el interior del recinto resuenan en un eco continuo y sin pausa, aquellos firmes pasos llenos de solemnidad son llevados por un… ¿Humano? Cuando menos en apariencia lo es, un humano de ascendencia oriental como era de esperarse de este sitio, avanzado de edad y llevando las ropas de gala de los guardias de la antigua ciudad prohibida de china; la única diferencia es que no lleva un gorro tradicional, en su lugar está llevando una especie de manto que le cubre cabeza y cuello dejando libre su rostro – Sean bienvenidos, nobles guerreros –anuncio con respeto acompañando sus palabras de una reverencia estilo oriental – Al consejo organizador nos alegra tenerles aquí. He de mencionar, que efectivamente llegaron con una gran brecha de tiempo prematuro al evento que aquí acontecerá –explicó llevando ambas manos a su espalda – No es ningún problema este adelanto suyo; síganme, les conduciré al recinto de espera para que puedan prepararse y alimentarse mientras los demás participantes arriban –orando esa petición dio media vuelta y caminando aun con aquel paso firme marcó el camino a seguir para llegar a la mencionada sala.

Con confianza, ambos digimon que recién conociste le siguieron, siendo conducidos por el interior del recinto hasta una gran sala digna del resto de la edificación, por un lado había todo tipo de alimentos ordenados en varias mesas bellamente arregladas, en la contra parte había varias mesas también de corte oriental dispuestas en línea recta – Aquí podrán descansar y alimentarse, en la sala contigua –con gracia y virtud indico con su mano una puerta al fondo del gran salón – Se encuentran los vestidores y un balneario por si gustan purificarse antes de la ceremonia de inicio –explicó, terminando su sugerencia con una reverencia – Con su permiso, iré a la espera de los demás competidores –dicho eso, se retiró sin mediar más explicación.

Ambos digimon se quedaron meditando un poco que hacer, siendo Chirapaq quien se dirige a observar los alimentos, por otra parte Tomoe se ubicó en una de las mesas, sentándose frente a esta en completa calma. Lo que parecía ser el comienzo de una larga espera, se vio interrumpido por el rechinar de la puerta de madera al final de la sala, revelando a un digimon con aspecto de tortuga hibrida de otros animales y carente de brazos pues en su lugar poseía cuchillas – Con que más competidores han llegado; disculpen mi intromisión, no creí que hubiese más ya en la sala. Obviamente fui el primero en llegar y me estuve relajando en los balnearios; soy Ehru, un Archelomon. Combatamos con honor –seguida de su presentación se dirigió a la misma mesa donde se ubicaba Tomoe quien le brindo una respetuosa reverencia.

– Lo mismo digo Ehru, yo soy Chirapaq y ellas son Tomoe y Hibiki –una vez hablo se dispuso a servir té para todos llevándolo a la mesa donde se encontraban – Por lo que parece todos combatimos con armas blancas –sugirió sorbiendo de su té después de sentarse con el resto – ¿Usted Hibiki? Sin ofenderla, pero es una humana y no trae armas consigo.

-hmm… parece humano pero no se siente como humano- murmure para mí misma mientras los demás seguían al sujeto -bueno, todo estará bien- le sonreí a la nada y animada lo seguí también. Nos llevó a una gran habitación donde podríamos esperar y comer -¡comida!- recordé que no habíamos desayunado aun y por eso saque a los 3 del loader en eso llego otro digimon que se presentó seguido de Chirpaq que nos presentó a nosotras -peleo con ayuda de mis amigos, ellos son Pulse, Kanade y Kaour- dije mientras los señalaba respectivamente

-¡hey! asi que todos ustedes también son héroes, pero que genial- dijo emocionado Pulse hasta que miro la mesa con comida -¡¿toda esa comida es para nosotros?!- si antes estaba emocionado ahora era peor su entusiasmo

-relájate bola amarilla, nos darás una mala impresión- y así lo llevo cargando con su osco a la mesa done se había sentado los demás digimon junto a Kanade que solo suspiraba, yo serví comida para todos y también la lleve a la mesa

-escuche desde el loader que aún faltan otros digimon por llegar… y que el torneo será hasta la noche ¿nos dejaran aquí todo ese tiempo?- comento algo aburrida por quedarse en el mismo sitio tanto tiempo

-al menos nos dan mucha comida y un sitio donde esperar- dije mientras comía algunos panecillos

– Ahora entiendo, eres una hunter –respondió dándole un sorbo a su té – Esto se pondrá interesante…

Un silencio neutro reino el salón siendo interrumpido únicamente por el sonido de los sorbos; así pasaron alrededor de 2 horas. Arribando el mismo hombre de edad avanzada acompañado de otros 2 digimon más. A su derecha se encontraba un pequeño dragón con una fina capa de pelo dorado ataviado con parte de una armadura samurái, a su izquierda, una especie de samurái con aspecto demoniaco y agresivo acarreando una gran espada – Han llegado los dos participantes restantes, el Ryudramon Ryuho –señaló al dragón de armadura – Y el Musyamon Hitokiri, Genzai –ahora indicaba al semi humano guerrero; tras la presentación, ambos participantes hicieron una reverencia – Ahora, hagan el favor de seguirme… daremos inicio al torneo Sen no Yoru.

Una vez dar la proclamación se movió hasta el final de uno de los tantos pasillos llegando de esta forma a una gran explanada con una arena de piedra hexagonal al centro; en un extremo del gran patio se encontraba un recinto con lo que parecían ser los jueces, otros 2 hombres de edad avanzada con las mismas ropas que el que los llevo al lugar; tras indicarles a ti y el resto de participantes que suban a la plataforma de piedra, el viejo hombre se fue con los demás.

Apenas comenzaron a subir la escalinata comenzaron a escucharse tambores. Una vez todos hubieron estado en la plataforma los tambores cesaron de golpe y el viejo que les dio la bienvenida tomo la palabra – ¡Dara inicio el Sen no Yoru! El torneo donde se premiara al mejor de los héroes que aquí tenemos reunidos. Las reglas son simples, si caen de la plataforma o quedan fuera de combate serán descalificados. Morir será algo que dios decidirá, por lo que no teman a la hora de atacar –habiendo terminado su parte tomo asiento y otro de los jueces continuo – Sus nombres serán seleccionados aleatoriamente, y deberán combatir independientemente de que en el combate anterior ya lo hayan hecho. Hubo un leve temblor, ocasionado por el surgimiento de un monitor de gran tamaño en el que aparecían miniaturas de los participantes incluyendo tus 3 digimon – Como verán, los miembros de la armada de la general Hibiki también cuentan como opciones, sin embargo no importa si es ella o uno de sus subordinados el que combata.

Los tambores volvieron a sonar mientras el monitor iluminaba por segundos aleatoriamente las miniaturas hasta solo dejar 2 iluminadas – Los primeros en combatir serán, por el norte… Tachibana Hibiki, y por el sur Kotemon Tomoe. Los demás deberán bajar de la plataforma.

Siguiendo la orden, todos menos Kotemon bajaron de la plataforma – ¡Es un honor! –rugió Tomoe empuñando su shinai apuntándolo en tu contra aculillándose, quedando a la espera del inicio del combate.

Como parecía que los demás participantes no eran de hablar simplemente nosotros también nos quedamos también en silencio. Me quede recargada en Kanade que estaba recostada en el suelo, Pulse y Kaoru comían -me estoy quedando dormida…- pensé tallándome los ojos, sentía como si hubiéramos estado allí mucho tiempo ya; pasó otro largo rato antes de que el señor llegara con otro par de digimon que se presentaron y seguido nos llevó a otra parte. En el nuevo sitio que quedaba en el exterior había otro par de viejos y luego de escuchar unos tambores nos explicaron las cosas -¿general… yo?- murmure estirándome y sacándome lo último del sueño que me había quedado

-olvídate de eso… de los 3 viejos, uno parece que ni respira- susurró Kaoru en oído, se escuchaba bastante chispado de los nervios -casi parece congelado en el espacio tiempo- agrego -mientras peleas con Kotemon, Kanade y yo estaremos vigilando a esos viejos… algo en ellos no me gusta- todo lo murmuró de tal forma que solo nosotros 3 podríamos escucharle, Kanade solo asintió confiada y junto a Kaoru bajaron de la plataforma

-vamos Pulse… Balwisyall Symphony Pulse Xros…- cante y una luz nos rodeó a ambos juntándonos en una esfera cristalina que al desvanecerse nos había dejado como un solo ser, aunque parecía ser solo yo con una extraña armadura robot -Symphony Pulse ¡one!- grite apareciendo ya en guardia -¡es un gusto!- le dedique una reverencia a Tomoe y volví a ponerme en guardia, el brazo derecho lo tenía en diagonal por sobre mi cabeza y el izquierdo doblado a la altura de la cadera, las piernas abiertas con el pie izquierdo ligeramente adelantada a mi cuero y el derecho lo contrario, al igual que Tomoe espere que nos dieran la señal de inicio de combate

Spoiler:

Con ambas estando listas paras el comienzo del combate un tambor sonó seguido del replicante comienzo de una orquesta china, el viejo hombre que les había dado la bienvenida dio la señal para el inicio del combate. Justo al momento en el que la orquesta acelero el ritmo Tomoe pasó a la acción sin importarle tener un acompañamiento musical – ¡Avanzo! –advirtió dando un paso con el cual se enderezo seguida de una rápida suseccion de pasos con su espada en lo alto en una guardia – ¡Fire Men! –bramo con un poderoso grito al tiempo que su shinai se prendía en llamas apuntando con este a tu cabeza, para propinarle un golpe seco y limpio.

Si consigues esquivarlo, Tomoe dará exactamente 3 pasos pasando de largo junto a ti antes de dar la media vuelta y posicionarse en una guardia media apuntando la punta de su shinai hacia tu garganta; sin embargo, de bloquear su arma, aplicara presión con toda su fuerza según sea el tipo de bloqueo.

Spoiler:

Comenzó a sonar música cuando nos dieron la señal de combatir, eso me tomo por sorpresa -música…- pensé desviando la mirada buscado la fuente; el grito de aviso Tomoe me tomo por sorpresa solo pudiendo ver como se acercaba a gran velocidad con su espada en alto -¡…!- di un salto lateral para evitar su golpe con llamas -entiendo, no solo esta vestida como una Kendoka, también peleara usando las reglas básicas…- pensé cuando me gire y vi que no continuo atacando sino que solo dio la vuelta -es demasiado pequeña para que le pueda dar un puñetazo justo… ¿Qué debería hacer?- pensé frustrada midiendo distancias con ella, caminando lateralmente en búsqueda de una apertura atenta de no llegar al final de la gran plataforma y terminar cayendo -¡haaah!- en un segundo me precipite hacia ella para darle una patada de giro en el suelo dirigida justo a sus piernas

Siguiendo tu marcación de distancias, también camino lateralmente para estar siempre de frente tuyo sujetando firmemente su shinai, su concentración era tal que parecía ser completamente ajena al ruido que representaba la orquesta que acompañaba su noble combate. Podías sentir como el par de destellos amarillos que fungían como sus ojos estaban clavados perfectamente en los tuyos sin un remanente de duda o miedo – ¡Fire Men! –advirtió corriendo igualmente hacia ti dando un salto en el momento en el que te agachaste para articular su golpe ígneo a tu cabeza.