Que... extraño...

Había tenido un día bastante tranquilo, encontraba increíble que ayer casi nos comiera vivos una avalancha de nieve -y eran nuestras mini vacaciones de un día… realmente estoy maldita- pensé desanimada cruzando el torniquete eléctrico para entrar a la estación de tren. Mientras caminaba por los pasillos para ir a la zona de abordaje del tren que me llevaría a los dormitorios seguía pensando en lo sucedido ayer

-Biki-chan… recuerda que tenemos que pasar a comprar más comida, Kaoru come tanto como su nivel de orgullo- dijo Pulse desde el loader, puede escuchar como Kaoru le respondía con un gruñido y Kanade solo suspiraba

-es verdad…- susurré mirando un mapa con las estaciones -tendremos que desviarnos… ¡por aquí!- y así me encamine hacia la nueva ruta; ya era bastante de noche, cerca de las 10 pm pero seguro en los mini súper conseguiría suficiente comida para todos

Tokio… la capital de Japón, país donde afloraban el mayor número de avistamiento de creaturas cibernéticas que pocos conocían como Digital Monster o de forma abreviada “Digimon”. La única razón para deambular sin rumbo fijo por este país que parecía ajeno al resto del mundo era encontrar a esos seres, o con algo de suerte… a un humano que tuviera una conexión con ellos. ¿Por qué…? Esa pregunta es una que incluso yo misma me hago en cada momento, ni si quiera sé que soy… Un ser con apariencia de humano que puede volverse un digimon… pero que al final no es ni lo uno ni lo otro… solo algo que se asemeja a ambos.

– Biki-chan… recuerda que tenemos… –esa pequeña voz, proveniente de una joven humana que paso cerca mío capturo mi atención; en primera instancia estaría el creer que estaría usando un móvil, pero igualmente le seguí guardando una distancia prudente y sin que fuera evidente lo que realizaba. Al girarse para revisar un mapa puede apreciar la carencia de artefactos referentes a la tecnología celular.

– … –la sospecha de que fuera una humana con Digimon se acrecentó, motivo por el cual permanecería siguiéndola, la idea formada por las palabras “Si tiene digimon, seguramente conozca a otros en su misma situación” retumbaron como el eco intransigente de una lógica simplista.

Nuevamente salía de una de las canchas de Tokio acabando de ganar un partido contra otra preparatoria, era solo un juego de práctica al cual me había unido desde el primer cuarto, llevaba algunos moretones en el brazo derecho pues, digamos que el basket no es exactamente un deporte que no contenga contacto y al ser tan pálido como el papel era complicado no ver aquellas marcas violáceas. Por otra parte, había dejado al resto del equipo atrás ya que ellos decidieron ir a comer algo a Kyoto, quedaba demasiado lejos para mi gusto y el calor de Tokio se empezaba a sentir gradualmente, no me molestaba en absoluto, sabía que Akita y Kyoto tenían un curioso calor debido a que siempre estaban repletos de nieve pero no me apetecía ir hasta el otro lado del país a comer. Miré la hora en mi reloj y entré a la estación con intención de tomar el tren bala para poder llegar a casa pronto y comer, llevaba la chaqueta del Rakuzan sobre los hombros al igual que el bolso depotivo, la ropa era lo de menos pero al menos pude ducharme y cambiarme, iba ataviado en una sudadera gris, Jeans negros y zapatillas de deporte.

Solté un suspiro ligero revolviendo mi mata de hebras rojas y me acerqué a revisar el mapa.... Escuché una vocecilla hablar y desvíe mis ojos hasta el rabillo del mismo y observar a la muchacha junto a mi... ¿Un digivice? En cuento se puso a caminar hacia el tren noté que la seguía una joven de anteojos, saqué el digivice y miré la pantalla- Su presencia es extraña, parece la de un ser digital... -Susurró mi compañera, voltee lentamente estrechando mis rojas esferas de pupila felina. Decidí seguir a la castaña hasta el tren por si acaso, parecía ir en su nube de imaginación, me preguntaba si sus digimon no notaron a la joven de cabellos negros. Me acerqué a la niña pérdida- Imōto-san, disculpa que me entrometa pero ¿Vas al mini súper? Me gustaría acompañarlos de ser posible. -Pregunté amablemente, no quería que se fuera nada mas verme.

Seguía caminando tranquilamente hasta que un chico pelirrojo me abordo sin más, supo a donde me dirigía e incluso me pidió acompañarme. Esto es demasiado raro, con esa cara de loco y pocos amigos seguro podría hacer cualquier cosa si aceptaba -a esta hora… no puede ser nadie bueno- pensé tragando en seco y me le quede viendo unos segundos, comencé a retroceder lentamente para luego darme un rápido giro y salir corriendo como si no hubiera un mañana. Entre las personas distinguí a una chica de negro que resaltaba bastante, le iba a pedir ayuda pero tenía un semblante muy parecido al del pelirrojo -¡cómplices!- grite afónica en mis pensamientos, frene derrapándome un poco, me iba a dar la vuelta de nuevo pero recordé que a espaldas tenia al pelirrojo -¿qué… hago…?- me quede allí parada mirando de reojo a ambos

-¿qué te pasa Hibiki?- preguntó Kaoru, pero con voz lo suficientemente baja como para que solo yo lo escuchara

No sabía ni qué hacer ni que responderle, solo me quede allí parada, mirando a ambos esperando a ver que hacían para así saber yo que hacer…

Un altivo joven de cabellera ígnea abordo a la niña que seguía, creer que eran cercanos se esfumo por la actuación demostrada por la niña. Un escape cual venado acorralado por un lobo o un cazador emprendió la carrera notando mi presencia. Bastaba leer su rostro altamente expresivo para comprender que matriculo en su mente la idea de complicidad entre el bermejo y yo. Cualquier acción para intentar calmarla seria contra producente, con lo cual solo me detuve observándola por unos instantes – ¿A quién consideras más peligroso? –inquirí a la niña que intentaba leer los movimientos de ambos, quizá si encontraba la respuesta, evitaría tener que vigilarnos a ambos viéndose tan evidentemente acorralada.

Parpadee cuando la niña me miró atemorizada y sabía porque lo que no esperaba es que fuera otra de las víctimas de mi altiva fachada lograda naturalmente por mi apariencia en especial por el semblante junto a los ojos rojos. Negué suavemente en cuanto fue retrocediendo para apartarse de mi, si seguía así se vería flanqueada por la muchacha de cabellos negros a la cual intenté analizar mientras seguía a la castaña, la pantalla de mi digivice volvió a encenderse desde el bolsillo en mi sudadera, eso significaba que Selene estaba por regañarme o quizás hacer de mis torpezas algún comentario sarcástico- ¿Has olvidado tu perfil? Debes ser mas delicado. -Comentó para mi molestia la cual comenzaba a ser algo notable aunque sólo haya alzado la ceja mirando en dirección a la que se encontraba el artefacto. Levanté la mirada y afloje las facciones de la misma, deseaba lucir lo menos altivo posible... y chocó con la joven de cabellos negros- Pues, te vi en la estación y como también voy al mini súper pensé que podría acompañarte. Pero supongo que mi esencia es bastante incomoda. -Comenté pasando mi mano por las flamas rojas en mi cabeza ciertamente era la causante de varios problemas, mi apariencia solía espantar.

Me sujete de uno de los caños sobresalientes del tren para no caer mientras me acomodaba el bolso deportivo con el logo de Rakuzan al hombro. Miré a la azabache- Mmm eso no es de ayuda. Estoy al tanto de mi mismo por lo que suele ser algo normal que algunas personas les moleste. -Recogí los hombros suavemente restando importancia al asunto.

-¡shaaa! ¡ambos lucen igual de peligrosos!- respondí rápidamente a la pelinegra aun cambiando rápidamente mis ojos pasándolos de uno a otro

-Hibiki, cálmate- murmuro Kanade -solo atraes la atención de las personas- explicó siendo la voz de la razón -y será la hora o lo que sea, pero no andes prejuzgando a los demás, como dijo el chico seguro van todos a la misma zona- agrego a su discurso sonando bastante cansada, todas sus palabras fueron dichas en un tono muy bajo

-em… cierto…- suspire relajándome y forzando una sonrisa -lo siento a ambos, no estoy acostumbrada a que me aborden así sin más- ahora forcé una risa cansada -para disculparme adecuadamente les invitare a comer, ¿les parece bien?- sugerí, sonriendo ahora si abiertamente -cerca del mini súper al que iba hay un buen restaurante que conozco; vamos- dicho eso me acerque a la chica para tomarla de la mano y así alcanzar al chico al cual también tomaría de la mano -y por cierto, me llamo Tachibana Hibiki, mucho gusto-

Encontrar las palabras adecuadas para describir a la niña sería difícil, por su parte el bermejo, tenía los pies en la tierra pero por lo visto en ocasiones se dejaba llevar por los impulsos. En un momento saco una especie de móvil con aspecto antigua al tiempo que escuchaba una voz la cual no fui capaz de percibir por la distancia; activar el control vectorial en esta situación seria un desperdicio por lo que deje escapar ese mensaje. Durante la explicación del bermejo y la tracción a la relajación de la casi rubia me quede en silencio observando a ambos, careciendo de razones para explicar de mi presencia considere mi silencio como lo mejor. – ¿…? –la sugerencia de ir por comida fue relativamente extraña, pero negar comida y más aún gratuita no era un lujo que podría darme – Acep… –antes de poder aceptar formalmente su invitación ella me tenía de la mano llevándome con el bermejo seguido de presentarse –  Saya –mencione mi nombre acompañado de una leve reverencia con mi cabeza dirigida a ambos para eventualmente siguir el camino marcado por ella.

La joven soltó un grito aturdidor anunciando que éramos peligrosos ¿En serio? Una gota cayó tras mi cabeza mientras arqueada ambas cejas, analicé a la castaña detenidamente, no debía tener mas de 15 o 16 años, probablemente estuviese en secundaria. El uniforme que llevaba confirmó mis dudas, si era una estudiante, bueno, eso explicaba porque no la había visto en el unas de las otras preparatorias de Tokio y el hecho de que al verme grite como una cacatúa en peligro, si, había escuchado gritos de aquellos animales y podía jurar que se parecían. No supe a quien le habló finalmente y como se calmó tan rápido, casi como si escuchase a la voz de la razón en persona, ladee la cabeza aún confundido con su actitud- Me recuerdas.... Me recuerdas a una loli. -Informé sin siquiera ser delicado, desde el bolsillo de mi sudadera se escuchó gruñir con molestia a la digimon zorruna, era como hablar con un niño pues al final acabé realizando todo lo contrario a lo que ella me aconsejaba hasta hace sólo unos minutos.

Suspire suavemente mirando el reloj ¿Llegaría a tiempo hasta Akita? Vaya, no es como si alguien me esperaba en casa ni nada por el estilo, solo mis bug y ellos podían estar tranquilo que mi compañera cuidaría mi espalda a toda costa, además era comer sin pagar y a pesar que tenía dinero de sobra no sería descortés luego de haberle asustado- Cómo gus... -Y sin más nos tomó de la mano a cada uno, mis espalda se curvo un poco, yo poseía al menos unos 17 centímetros más que ella, no era demasiado pero era pequeña- Akashi Seijūrō. Un placer igualmente y gracias.... Por la invitación. -Hasta el momento nadie me había invitado a comer excepto los miembros del club de basket.

-¿loli…? Jaja, me han dicho rara hasta mis amigas cercanas pero nunca loli- explique risueña caminado por el pasillo que nos llevaría a donde pasaba el tren que nos tocaba, entre más avanzábamos menos personas había pero no le tome mucha importancia a ese detalle -así que son Sa-chan y Shi-chan… ¡muy bien!- antes de que me diera cuenta ya estábamos frente al andén para esperar el tren, nuevamente vi que en nuestro lado prácticamente no había gente -¿no es tan tarde, o si? usualmente este lado de la estación siempre está más o menos lleno…- comente a ambos, quizás alguno frecuentaba más que yo esta estación o sabría por que la ausencia de personas

– (¿Sa…-chan…? Esta humana en verdad…) –ignoraba la razón de su forma de ser o lo que “Loli” significaba realmente, pero seguramente le vendría como anillo al dedo – Es mi primera vez en este sitio, con lo cual ignoro si la falta de… personas, s común o no –respondí a su duda, con especial cuidado a mi forma de referirme a los humanos – Pero si ponemos en comparación el sitio donde nos reunimos, y este… verdaderamente existe un cambio marcado… –revele recorriendo con la mirada el lugar, que particularmente el andén donde nos encontráramos fuera el único deshabitado a excepción de nosotros dejaba mucho a la imaginación…

No esperaba que respondiera eso ¿En verdad no le molestó mi sinceridad? Era extraña en su totalidad pero eso era lo que me agradó al momento en que no me juzgó por ser una persona con poco tacto, al menos podía ser yo mismo sin miramiento alguno- Me agradan las personas extrañas, como yo. -La cantidad de personas en el lugar se reducía mediante avanzábamos hacia el tren que debíamos tomar, mis ojos se pasearon por el lugar atentamente ¿Acaso el andén al cual íbamos no se utilizaba demasiado o algo similar? Mi ceño se frunció pero pronto me vi distraído por el apodo que me dio la castaña casi rubia ¿Shi....?- ¿S-Shi-chan? Tachibana-san... Está en lo cierto, durante el camino la cantidad de personas fue disminuyendo. -Saqué el móvil en mi bolsillo y vi la hora, solo habían pasado unos siete minutos desde que llegamos y hablamos, no era temprano pero ella estaba en lo cierto, usualmente debía estar mas ocupado, de hecho al menos debía haber un alma aparte de nosotros- Supongo que si lo es, digamos que nadie me espera en casa a excepción de mis bug por lo que tardar en llegar no es nada pero los andenes suelen estar llenos ¿No deberíamos regresar y tomar otro tren?. -Pregunté a la muchacha la cual aún mantenía mi mano aprisionada y mi espalda inclinada.

-hmmm… pues…- di un último vistazo al andén y recordé el mapa que había revisado antes -solo una estación nos queda cerca y es a la que vamos- respondí media pensativa -¡espera! Shi-chan, dijiste que solo te esperan tus Bug… ¿crías insectos?- automáticamente se había ganado toda mi atención -¿y tú, Sa-chan? ¿también crías algo o alguien te espera?- le pregunté a la pelinegra estando aun llena de curiosidad, quitándole toda la importancia de estar en un andén completamente vacío, no tenía caso preocuparse por esas cosas, seguro era un suerte de esas contadas, igual solo platicaríamos un poco mientras esperábamos llegara el tren

La mención de la palabra Bug por parte del joven Akashi captó mi atención automáticamente a diferencia del retraso en reaccionar de la pequeña Hibiki; absteniéndome de encararle para sonsacarle información, preferí que la pequeña le interrogase de esa forma tan… propia de ella – ¿Yo…? –dudé en la respuesta a la pregunta que me dirigió – Soy viajera, así que no –respondí cortantemente.

Sujete mi mentón con la mano que tenía libre ¿En verdad no había otro tren que pase por uno de los andenes para llevarnos cerca del mini súper? Volví a observar el lugar escrupulosamente, no había alma en pena que pase por él, vaya sorpresa pues muchas personas volvían del trabajo y ahora me preocupaba no poder volver a casa tranquilamente para disfrutar el fin de semana libre que se venía por delante. Suspiré de forma cansina, de Tokio a Akita habían 500 kilómetros y sumaría más si me alejaba demasiado además que los Bug comenzarían a alterarse. Cogí el móvil nuevamente y mandé rápidamente un mensaje "Tardaré más de lo esperado. Sei.", guarde el aparato electrónico dando un respingo que erizó el bello de mi nuca en cuanto la más pequeña grito con el mote que me dio- En absoluto, tengo tres Bug informáticos que cuidan la casa, desde hace un año. Usualmente son mi compañía y recopilan información o tratan la red de seguridad pero nada más. -Me encogí de hombros tranquilamente, dirigiendo mi mirada a ambas aunque Hibiki pro to se distrajo hablando con Saya. 

Asomé mi cabeza para ver si el tren se acercaba y la quité rápidamente luego de la respuesta de Saya- ¿De dónde viene? -Pregunté curioso de la procedencia de chica.