Nimloth

El Xros Loader es un dispositivo digital creado por Bagramon. Entre sus funciones se encuentra el fusionar temporalmente a 2 o as digimon en una DigiXros.

• Puede combinar temporalmente Digimon a través de "DigiXros"
  
• Puede evolucionar temporalmente Digimon través de "Chou Shinka"
  
• Puede generar una pantalla de visión para rastrear Digimon en el mundo real o en Digiquartz cuando es un área equivalente del mundo real (Un mapa 3D)
  
• Permite al usuario activar un "Time Shift" para viajar entre espacios temporales, es decir, la transferencia entre el Mundo Real y Digiquartz
  
• Almacena Digimon en su interior
  
• Permite cazar digimon en el mundo real o el Digiquartz
  
• Activa el poder de las Digimemory
  

En un principio tendrás 3 digimemorys gratis, las pondrás aquí, cuando compres más tendrás que ponerlas en tu firma dentro de un spoiler.

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Nimloth no es humana, eso lo resaltan sus afilados y largos colmillos, además de sus puntiagudas orejas. Es alta, alcanza los 1.75 metros, esbelta y, para su propio gusto, de pecho plano, evitando dolores… De cabello corto por debajo de la nuca y completamente blanco cual nieve al igual que sus pestañas. Mechas caen en su rostro medio cubierto por un parche y una banda negros que sostiene la mata que es su pelo, sus ojos son azules platinados, fríos con matices índigo y un brillo longevo.
Su rostro afilado muestra muchas veces soberbia y una nariz recta, la piel nívea pálida no resalta demasiado con sus otros rasgos voluminosos. Siempre viste con ropa ajustada, principalmente con túnicas, pantalones, corsé, camisas, siempre lleva botas y capas para cubrirse el rostro. Tiene cicatrices en el cuerpo y por montones, cuatro especiales, tres en la espalda y un anillo de dientes sobre el dorso de su mano y palma.
Suele ser muy expresiva, pero se cierra con las personas desconocidas que no le dan buena espina, debido su fuerte temperamento puede llegar a mostrar facetas de ella nada agradables.

Sus experiencias han dado forma a la mujer que es, agradable, vanidosa hasta cierto punto, de índole apasionado con sus más cercanos y lo que ama, astuta gusta de sorprender a sus amigos o aliados. Muchas veces prefiere trabajar sola para no perjudicar a otros.

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Heredera de un extraño poder, apareció sin más en un bosque cercano a Castle Combe, fue hallada por su madre, Ambrose, quien la adoptó como suya, realizó todo lo necesario para su amparo después que nadie la haya reclamado al llevarla a un orfanato en la ciudad más cercana.  
Nombró a la niña Nimloth Rhiannon, sabiéndose fanática de los libros y la mitología celta o las fantasías.

Sus primeros años de vida demostró tener un curioso poder sobre el fuego, cada vez que su madre no podía prender la chimenea, ella manifestaba el fuego sin más, sin embargo, también se mostró como una personalidad cambiante y sus enojos llevaron a más de una quemadura ajena. De pequeña siempre mostró interés por todo aquello que su madre leía, excepto por los clásicos, aunque siempre echó ojeadas, salía de casa para meterse en el bosque a jugar, buscando elfos o dragones, como cualquier niño.
Ambrose le enseño inglés, irlandés y japonés, le encantaba este último, aunque haya aprendido poco, sabe hablarlo fluido. Siempre mantuvo la mente abierta debido a sus extensas lecturas y se hizo una necesidad el manejo del humor cuando, por accidente, casi quema la casa. Adoraba su vida en Castle Combe, sin embargo, por deseos y necesidad acabaron mudándose a Irlanda cuando Ambrose consiguió un mejor trabajo en Dublín, donde con sus seis años comenzó a practicar danza acrobática, no por gusto, sino que su madre adoptiva deseaba que posea amigos después de una mudanza tal.
Por supuesto tuvo que ocultar sus orejas todo el tiempo de los curiosos, comenzó a usar el cabello largo hasta la nuca y mejillas, al punto en que podía cubrirle los ojos, además de una banda negra con una flor decorativa del lado derecho.  Siempre se la veía practicando, bailando, corriendo de aquí a allá o sentada leyendo, por supuesto jamás tocó la cocina, supo que no era uno de sus dotes cuando quemó la sopa junto con la olla que quería hacerle a Ambrose cuando estaba enferma, incluso trató de tejerle una bufanda, pero con su poca paciencia acabó por incinerarla.
Todo rindió sus frutos, me volví alguien flexible y social, antes no poseía muchos amigos, igual que en Irlanda, sin embargo, la danza aérea me dio la suficiente flexibilidad para comenzar nuevas desventuras, continué con las danzas acrobáticas sin problema alguno, era una vida muy simple la mía, no demostraba que ese fuego que corría por mis venas, ardiente cual magma de volcán, ni mis picudas orejas, pero nada se oculta por mucho tiempo. Comencé a dedicarme a las carreras de larga distancia y a la práctica de esgrima, siempre llamaron mi atención, aquellas curvas o los estoques, a Ambrose no le gustó demasiado, pero siendo que ya estaba en mis once años, no fue nada convencerla de dejarme aprender algo que serviría para mi defensa.
Ah, mi peor día fue cuando la perdí… Allí se desató mi infierno y conocí a Nua, mi digimon Hackmon… Habíamos ido de vacaciones a Adare… Ambrose, después de descargar las cosas en la pequeña casa que nos pertenecía; después de mucho tiempo, trabajo y esfuerzo poseíamos suficiente dinero; propuso un juego que a mis diecisiete era más una chiquillada. Jugar a las escondidas en el bosque. En un principio me negué, los bosques no solo me dan mala espina, sino que todo a mi alrededor es inflamable, como si los arboles tuviesen escrita dicha palabra, sin embargo, ella logró convencerme o más bien obligarme, diciéndome que nunca había hecho eso allí, en Irlanda, Dublín.
Salimos de la casa, nos internamos en el sitio más inflamable que vi después de la ciudad de Dublín y Castle Combe, me tocó contar ¿Les dije que mis oídos picudos me permiten escuchar mucho mejor que a otros humanos sus orejas normales y redondas? Pude seguir el sonido de las pisadas de Ambrose, observé el pasto aplastado por sus botas y olfatee el aire, si ¿A qué parezco un animal en plena cacería? Percibía el mundo de otra manera, donde para todo el mundo había un simple bosque para mí, aparte de verlo todo incendiable, encontraba vida por aquí y allá.
Lo primero que marcó mi mal presentimiento fue el aroma a humo y ceniza, volví la mirada a mi camino, verificando que no quemé nada y continué con más prisa y vi algo curioso, pero también extremadamente extraño, una gallina tamaño sauce llorón, en ese momento no sabía que se trataba de un Kokatorimon, solo que Ambrose era, frente a la gallina una estatua de piedra... Exhalé fuego por la boca, una pequeña llama que se convirtió en un incendio, Kokatorimon chilló, ardiendo en fogonazos ¿A que no se puede agregar más sufrimiento? Claro que sí, después de todo Nua se encargó de desplumar a aquella gallina, utilizando sus garras y cola taladro.
El bosque comenzó a tornarse naranja, amarillo, rojo y azul, los colores de las ascuas que lo encendían cual fogata de campamento con un enorme tamaño. Sé que Nua me sacó de allí porque caí desmayada en pleno incendio y cuando desperté me encontraba en un hospital con un extraño aparato sobre la mesa a mi izquierda. Quisieron culparme por el incendio, pero no había, obviamente, pruebas de ello ¿Qué iban a decir? ¿“El bosque se incendió espontáneamente”? o ¿“Esta niña generó un incendio sin más”? En el fondo sentía pena por aquellos que tuvieran que cargar con la culpa.
Al salir del hospital fui directo a casa, por supuesto que estaba cerca de Dublín pues en Adare no había suficientes personas como para tener un hospital a grandes escalas. Cuando llegué a casa supe que debía informar la “desaparición” de Ambrose, inventarme una buena excusa para que me creyeran, después de todo era menor de edad y eso era un problema importante. Aunque parezca extraño, si tuve mi trauma, estuve más de dos semanas en el hospital, depresiva hasta que me dieron el alta, no tenía daños realmente y los antidepresivos habían ayudado. Sin embargo, solo vi todo aquello que había perdido, mi libertad, mi única familia, casi perdía la vida y mi libre albedrío si se hubiese decidido que era culpable del incendio…
Lloré hasta que los lagrimales se me secaron, las lágrimas marcaron mi rostro y me picaban los ojos. Finalmente debí irme, no me quedaba otra.

Más por curiosidad que deseo, revisé aquel aparato que había obtenido en el hospital, el doctor dijo que era mío, no tenía ni idea que era, solo lo acepté; era color blanco, negro y lila. Le di vueltas, lo toquetee y finalmente le di un giró a la rueda que poseía en el centro, logrando que salga un holograma extraño, dentro del mismo había un dragón blanco con capa y gafas sobre la frente.

.- ¿Cuál es tu problema? Hiciste que todo el bosque se prendiera fuego, niña, solo por ver un Kokatorimon. -Me sermoneo él, le miré con molestia fundada, dispuesta a arrojar el dispositivo por la ventana.

.- No fue por el… Bicho ese, simplemente fue por lo que hizo, mató a mi madre… La persona a la que más… Que más me quería. -Recibí un tacle del dragón que quedó sobre mí, con el ceño fruncido.

.- ¡Levanta la cabeza! ¡No voy a tener una elegida que baje la cabeza a una adversidad! ¡Si el mundo quiere destruirte sonríe! -Gruñó, bajando de mi estómago e intentó taclearme de nueva cuenta, lo esquivé con el entrecejo fruncido- ¡Sonríe! -Presioné los dientes, pero aun así intenté una sonrisa- ¡¿A eso llamas una sonrisa?! -Y así continuó durante toda la tarde, parte de la noche, hasta la madrugada, cuando, a pesar del agotamiento sonreí.

Debía admitir que los días con Nua, como le nombre, eran agradables, al verme decaída me impulsaba a su manera. Por supuesto no pude estar demasiado tiempo sola, fue un día en que llegaron a mi casa, siendo menor de edad debían llevarme a un orfanato ¿Qué hice? Pues, seguir con mis estudios, no tenía opciones… Simplemente… Guardé el recuerdo de mi madre, encerrándolo para que no me dañe o cale más profundo, pero atesorando los buenos momentos que tuvimos….

Seh, pero ¡Oigan! No estoy sola, ¡No! Con Nua aprendimos muchas cosas, entre ellas que aquel cachivache de colores negro, lila y blanco me permitía viajar a otras partes, como si fuese un portal ¡Hacia mi libertad! Probando varias veces acabé en una casa o, más bien, una mansión de proporciones interesantes, iba a explorarla sin decoro, pero al final acabé siendo atrapada por ni más ni menos que un serafín de alas negras, ojos dorados y piel morena… Viendo que tenía un ¿Digivice? Inspeccionó mi aspecto, llevándose una mano a la barbilla mientras sonreía

.- Interesante, imagino que eres una elegida, sino no tendrías un digivice. -Se inclinó, me sacaba al menos dos cabezas, observándome con aquellos dorados, parecían oro puro- Tampoco eres humana… Mmmm

.- ¿Digivice? -Le miré a la defensiva, entornando los ojos- ¡Al fin se cómo se llama esto! Pero no le incumbe que sea yo.

.- De hecho si, esta es mi casa. -Movió, sobre su brazo, los dedos- Así que dime, niña elegida ¿Cuál es tú nombre? -Reí por lo bajo si pensaba que iba a decir mi nombre, así como así, sin embargo… Era su casa ¿No? Yo estaba invadiendo y lo mínimo que podía hacer es presentarme y dar algunas explicaciones.

.- Hmph, Me llamo Nimloth Rhiannon, estaba probando esto… ¿El digivice? Solo… Aparecía aquí. -Lo que sigue es historia ¿Mmm? Si, suena como una historia de niña, pero ya tengo mis años, no tengo porque dar más explicaciones sin razones, lo que siguió fue que Azrael, como se llama el serafín, me presentó a un joven pelirrojo quien, después de demostrar que iba a sacarme pasado a cualquier costo, consiguió que le cuente y accedió a que viva con él y sus digimon.
Lo legal… Pues, rehíce mis papeles nada más llegar, con las influencias de Akashi no fue problema alguno, conocí a Selene, quien confeccionó ropas para mí ¿Curioso? Es un digimon con gustos extraños, bueno, quitando el hecho que todos eran digimon menos Akashi, mi vida comenzó a ser fuera de lo “normal” nada malo. La muerte de Sei me valió un buen enfado, tristeza que no me dio tiempo a sacar pues apareció Luka, solo así y el pelirrojo regresó, como digimon ¡Vaya! Si tengo esa suerte segura mi vida no va a ser nada aburrida….

¡Ah! Se me olvidó ¡Soy un fae! Si, así como se oye, pero no de esas adorables del todo que cumplen deseos y escupen brillo de colores por varitas mágicas, sino a las que les gusta la cómoda y flexible ropa que permite el movimiento para pelear, experimentar cosas nuevas… La misma persona de siempre solo que con más conocimiento de mí misma, al fin y al cabo….